El recién lanzado programa “Elige vivir sin drogas” y el matinal de TVN de ayer fueron el contexto para que el Presidente Sebastián Piñera sorprendiera al confirmar que se evalúa un alza del impuesto a los alcoholes.
Según el mandatario “en Chile existen impuestos importantes” a dicho producto, y ante la pregunta de una eventual alza, aseguró que “lo estamos estudiando”.
Cabe recordar que en la reforma de 2014 se aumentó el gravamen ad valorem de vinos y cervezas desde 15% a 20,50% y de los destilados, desde 27% a 31,5% y que desde 2014 a agosto de 2018 ha recaudado $871.928 millones (equivalente a US$1.301 millones al dólar actual), según datos de Tesorería disponibles por Transparencia.
Este anuncio coincide con el momento más álgido de discusión de la Reforma Tributaria, y la búsqueda de alternativas para destrabar la idea de legislar, que se prevé se vote el próximo miércoles, lo que añade condimento al debate.
Esta alternativa fue refrendada por el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, quien afirmó escuetamente que “es parte de las muchas cosas que se están evaluando”, mientras que fuentes de gobierno afirman que “no está zanjado”.
Para el académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, Claudio Agostini, la eventual revisión del tributo debiera estar enfocado en la base y no la tasa. “El impuesto hoy es una tasa adicional al IVA como porcentaje del precio, lo que es un error. El impuesto correcto debiera fijarse según los gramos de alcohol contenidos en el producto”, lo que en términos de recaudación sería más coherente “con la externalidad negativa que genera su consumo”, dijo.
Por su parte, Ignacio Gepp, del estudio de abogados Puente Sur, sostuvo que un aumento de la tasa “sólo viene a fomentar una cultura de impuestos indirectos o al consumo de la cual Chile ha abusado por bastante tiempo, cargándole con ello la mano a quienes menos tienen”.
Mientras, Sandra Benedetto de PwC Chile agregó que si “el aumento tiene por objetivo modificar las conductas de los chilenos en cuanto al consumo de alcohol, pareciera no ser suficiente por sí misma y debiera necesariamente acompañarse de políticas integrales de salud pública”.
Desde la industria, Juan Pablo Solís de Ovando, presidente de la Asociación Pro Consumo Responsable de Bebidas Espirituosa (Aprocor) añadió que no tendrá efectos recaudatorios y por lo demás el impuesto ya es alto. “Los destilados en Chile, sumando el IVA y el impuesto específico, pagan un 50,5% en impuestos (31,5% + 19%). Eso es alto para cualquier país y especialmente en Chile y está demostrado que no es la forma de recaudar más”.
En el Congreso, la alternativa esbozada por Piñera generó posiciones disímiles. El diputado Daniel Núñez (PC) indicó que no se puede considerar como compensación por la integración y recordó que “ya fue elevado en 2014 afectando a industrias sensibles como la del pisco y el vino”. Mientras Marcelo Schilling (PS) afirmó que apoyaba “con entusiasmo” la idea, pero que “no va a resolver el tema de fondo de la reforma”.
Desde el oficialismo, Alejandro Santana (RN) comentó que esta fórmula debiese ser aprobada. “Incrementar el impuesto tiene el objetivo de salud pública y es una forma de aumentar la recaudación”, dijo.