Abrir una cerveza fría después de un largo día de trabajo, durante un asado o en una calurosa tarde de verano, puede llegar a ser reparador para muchos y el panorama perfecto para compartir junto a amigos o familiares.
Sin embargo, hay quienes deben dejar esta costumbre de lado por un período de tiempo e incluso en algunos casos para siempre, ya sea por un tratamiento médico con antibióticos, mujeres embarazadas o simplemente elegir asistir a algún evento en automóvil y no poder consumir alcohol.
A partir de eso, son cada vez más las personas que en lugar de dejar de disfrutar la bebida, optan por el consumo de las versiones sin alcohol, y así poder seguir con sus rutinas de fines de semana o after office y no desentonar con el resto.
Un ejemplo de ello es Camila Pinto (27), ingeniera comercial que durante un tiempo eligió cambiar tradicionales tragos como pisco, aperol y vino por las cervezas sin alcohol, ya que durante un año debió someterse a un tratamiento médico con remedios que no le permitían consumir destilados.
Pero la ingeniera no es la única que cambió sus hábitos en Chile, ya que la tendencia va en aumento y son cada vez más los consumidores que optan por esta bebida.
Juan Pablo Valin, CEO de Casa de la Cerveza, tienda online que comercializa cervezas artesanales premium en Chile, cuenta a Emol que como equipo nunca pensaron incluir la categoría de este bebida sin alcohol como una opción, hasta que fueron los propios consumidores quienes empezaron a pedir el producto.
Al crear un nuevo espacio dentro de la tienda para este «nicho» como lo llama Valin -ya que a pesar de que es una tendencia que va creciendo, sigue siendo reducido en comparación a la cerveza tradicional-, se dieron cuenta de que las expectativas fueron superadas y se presentó un alto interés en los clientes.
«Sigue representando alrededor del 1% de la venta, ya que sigue siendo de nicho (…) Es un mercado que está creciendo, estamos sacando nuevas cervezas premium de distintas variedades sin alcohol», señala Valin.
Por su parte, Guillermo Salinas, Brand Manager Beverage de Pibamour, quienes comercializan cervezas, explica que este producto tiene cuatro materias primas principales que son el agua, la cebada, el lúpulo y la levadura. Y agrega que para producir esta bebida sin alcohol existen dos formas de hacerlo.
Una es que al final del proceso de producción de la cerveza, se extrae todo el alcohol o etanol que se generó durante la fermentación de esta. La segunda -la que ellos emplean- es que se adapta el proceso productivo y se interrumpe la fermentación antes de que este finalice.
Otro amante de esta bebida es Giorgi Castagnoli (25), egresado de la carrera de derecho, quien no tomó la decisión de consumir cervezas sin alcohol por una situación de salud, sino que para poder asistir a eventos manejando su auto. «Hay algunas que incluso llegan a confundir si es con o sin alcohol porque el sabor y el cuerpo son consistentes. Incuso en fiestas llego a pensar que me hizo el efecto del alcohol», señala.
Para Valin y Salinas, uno de los factores en común que influyó en que las personas se fijaran en la bebida sin alcohol, fue la llegada de la Ley Tolerancia Cero y la Ley Emilia, la que redujo los gramos de alcohol permitidos en la sangre para conducir y aumentó las sanciones.
«Yo creo que en gran medida se debe al tema de que no se puede manejar con alcohol. A la gente le gusta mucho la cerveza, pero también tienen que saber que hay que manejar responsablemente. Ahora para salir si vas a una comida o un asado, tienes una buena cerveza sin alcohol que es rica y una muy buena alternativa», recalca Valin.
Por su lado, Salinas cuenta que han visto un crecimiento importante durante los últimos años respecto al interés de los consumidores por este producto. «Tiene que ver con la legislación y la comunicación referente al cuidado al momento de conducir», agrega.
Varios son los que ven la cerveza sin alcohol como la opción perfecta para no subir de peso y a la vez poder disfrutar del mismo sabor que una tradicional durante fiestas o comidas. Así lo ve la nutrióloga de la Clínica Universidad de los Andes, Eliana Reyes, quien considera esta bebida como una buena alternativa.
El sabor es muy similar y la gente se siente bien consumiéndola en una fiesta», señala Reyes, agregando que a pesar de que el contenido varía según marcas, en una lata de 300 cc hay entre 12 a 17 calorías, a diferencia de una cerveza con alcohol que son alrededor de 200 calorías.
La especialista asegura que es importante hacer una diferencia entre las cervezas que son light y las sin alcohol. Estas últimas, son aptas para mujeres embarazas o para personas que toman antibióticos ya que no hay contraindicaciones, pero las primeras tienen bajo contenido de alcohol, por lo que no son recomendables para estas personas.
Eso sí, la nutrióloga advierte a las personas que tienen diabetes que a pesar de que estas cervezas no tienen alcohol, sí cuentan con alto aporte de hidratos de carbono por lo que para ese grupo de personas no es recomendable. «La cerveza es una bebida que tiene un alto índice glicémico, o sea no es recomendable para diabéticos», finaliza Reyes.